Saltó la sorpresa en la final de Gran Hermano con la victoria de Juan. El concursante, un de los menos polémicos y que, a priori, no estaba en las listas de favoritos, acabó proclamándose vencedor gracias al apoyo del público. Un hito que no pasó desapercibido en el programa y con el que así se reivindicó la importancia de las estrategias y de planear bien el concurso como lo que es, un juego.